Actualmente, la Gala Met es el acontecimiento del año, pero más allá del espectáculo, es clave comprender su verdadero propósito: financiar el Costume Institute. Esta exposición es la más visitada del Museo Metropolitano de Nueva York y depende de los fondos recaudados en la gala para su funcionamiento. Su comisario, Andrew Bolton, se encarga de seleccionar cada año una temática que desafía la creatividad de los diseñadores, como el punk, el camp o la anglomanía.
En 2023, la gala rindió homenaje a la vida y obra de Karl Lagerfeld. La misión del Costume Institute es clara: consolidar la moda como una forma de arte dentro del museo. “Me encargo de ayudar a Andrew Bolton a presentar las exposiciones de manera que el público general las entienda y las valore. Es muy gratificante ver a los visitantes absortos contemplando las obras. Por eso hacemos lo que hacemos”, explicó Anna Wintour.
En 1997, numerosas celebridades como Madonna, Elton John, Cher y Gwyneth Paltrow asistieron a la gala en homenaje a Gianni Versace. En los años noventa, no hubo diseñador que hiciera más por cambiar la Gala Met que Versace. Era un showman que entendía la importancia de contar con celebridades, muchas cámaras y el entusiasmo del público. “Siempre digo que la mayor moda es ser uno mismo. Así es Versace. Es la filosofía que sigo desde que era muy joven”, dijo en una de sus últimas entrevistas.
Su trágica muerte en 1997 marcó un antes y un después. “Me iba a perder un desfile suyo porque iba a conocer a Nelson Mandela. Donatella y yo teníamos miedo de contárselo, pero cuando lo hicimos, él solo dijo: ‘Ve’. Incluso confeccionó 50 camisas para que se las llevara a Mandela”, recordó Naomi Campbell. Gianni sentía pasión por la vida y caminaba por Miami sin seguridad, hasta que un fanático acabó con su vida.
Homenajearlo en la Met fue una forma de despedirse de él. Su colección se expuso en el museo, y la gala comenzó a cobrar una mayor relevancia. “Pienso en esa noche y creo que fue entonces cuando empezó a cambiar la percepción que la gente tenía sobre la gala”, recordó un asistente.
En 1999, los Premios de Moda VH1, patrocinados por Vogue, reunieron a las estrellas de la música, modelos y diseñadores más relevantes del momento. VH1 era el equivalente a YouTube en aquella época, y al unir moda y cultura popular en una retransmisión global, la moda se volvió aún más accesible.
Ese mismo año, la Gala Met tuvo como temática Vestuario de las Estrellas del Rock. Fue una elección arriesgada para Anna Wintour, acostumbrada a conceptos más clásicos. “Fue como una fiesta de disfraces. Fui con Liv Tyler, no sabíamos qué ponernos, así que personalicé unas camisetas. Cuando llegué a su casa, vi que tenía peluqueros y maquilladores, y pensé: ‘¿Perdona?’”, recordó Stella McCartney. Al día siguiente, sus camisetas se convirtieron en tendencia y fueron portada de WWD (Women’s Wear Daily).
A finales de los noventa, la Gala Met ya era tan importante como los Oscar. Sin embargo, mientras la alfombra roja ganaba protagonismo, los desfiles de moda tradicionales parecían quedarse atrás. Fue entonces cuando Alexander McQueen revolucionó la industria.
McQueen fue pionero en convertir los desfiles en espectáculos teatrales. En su icónico desfile Nº 13, Shalom Harlow apareció vestida de blanco mientras dos máquinas la rociaban con pintura negra y amarilla. El público quedó anonadado. “Hoy ha sido la primera vez que un desfile mío me deja sin palabras. Sigo atónito. Es la primera vez que lloro en un desfile mío”, confesó McQueen.
Anna Wintour lo describió como un visionario. Su legado trascendió los desfiles y se reflejó en la evolución de la Gala Met, que pasó a ser más que una simple cena de moda: se convirtió en un espectáculo que combina arte, cultura y entretenimiento.
La moda es un diálogo, y eso es lo que hace que la Gala Met siga siendo relevante. Pero en un mundo donde la moda se consume cada vez más rápido y la digitalización lo transforma todo… ¿seguirá la Gala Met reinventándose o llegará el momento en que su magia se desgaste?
